jueves, 12 de abril de 2018
INICIO DE ORO EN EL MUNICIPAL
No es fácil abarcar profusamente una relevante serie de eventos ofrecidos en tan corto lapso… , debiéndose condensar, excepcionalmente, los principales elementos de lo presenciado.
Es el caso de las presentaciones inaugurales de algunos abonos del Municipal de Santiago, que contemplaron una batería de eventos del máximo interés en tan sólo una semana, reflejando el eje estratégico de Frédéric Chambert (Director General) en cómo dar inicio y proyección a la temporada anual de dicho coliseo.
En realidad, no se tiene recuerdo de un comienzo tan intenso en sólo siete días, donde convivan los dos primeros programas de la orquesta titular del teatro, la Filarmónica de Santiago, más dos recitales de relevancia y el debut de una de las tres mejores orquestas del mundo… , dando cuenta de una certera visión por mostrar un amplio espectro de presentaciones que incentiven el regreso del público por consumir más productos de dicha manufactura artística…
Con tal criterio, no sería descabellado a futuro incluir una pre-temporada de ópera en marzo, basada en los mejores artistas nacionales y con algún título de repertorio tradicional, lo que sintetizaría mejor el quehacer más importante del Municipal, cual es la producción de espectáculos que cruzan géneros, como es el ámbito operístico.
De las presentaciones, además de los conciertos de la Filarmónica local conducida tanto por su titular más la estrella del violín Maxim Vengerov en su rol de director, hubo recitales a cargo del connotado pianista nacional Alfredo Perl y del mismo Vengerov, asimismo el debut de la Filarmónica de Viena junto a Gustavo Dudamel…
ALFREDO PERL: AUTORIDAD INDISCUTIDA
El recital ofrecido por Alfredo Perl -Artista Residente de la Temporada 2018 del Municipal- hizo gala a sus pergaminos en un repertorio que definitivamente le es afín, recuperándose de un débil cometido en el Concierto N° 2 de Rachmaninoff tres días antes junto a la Filarmónica, y abordado en una crítica anterior.
De perfecta simetría y correlación programática, Perl propuso un orgánico alternado de las Ocho Piezas para Piano Op. 76 de Brahms con las Cinco Piezas Op. 23 de Schönberg, denotando certera coherencia y complementariedad estética, y en versiones de prístina claridad armónica y conceptual.
La segunda parte, de curiosa regresión cronológica, contempló dos obras claves y en perfecta relación con las anteriores, comenzando con el Impromptu en Fa menor Op. Póstumo 142 N° 1 (D.935) de Schubert y luego con la Sonata N° 15 en Fa mayor KV 533/494 de Mozart, dando cuenta de una suerte de retorno a un origen… , y dejando en evidencia la directa influencia del genio de Salzburgo a los demás compositores del programa …
De impactante logro, Perl entró a un raro estadio de inspiración… , dándose cabal síntesis de intelecto y emotividad. Con exacta digitación, sedoso toucher y magníficas transparencias, Perl devela con autoridad la profundidad del discurso musical de cada obra, llegando a cumbres experienciales de escasa ocurrencia…
Y como obra fuera de programa, ofreció un Vals de Rachmaninoff en un magnífico arreglo de Fritz Kreiler, en perfecto correlato al resto del programa.
MAXIM VENGEROV: ARTISTA TODO TERRENO
Gran impacto constituyó el retorno a Chile de la estrella del violín, el ruso Maxim Vengerov, luego de sólo presentarse en Frutillar hace tres años. En esta oportunidad lo hizo en su doble calidad de violinista y director, hablando muy bien de la dirección artística del Municipal de haber aprovechado al máximo su estadía para poder trabajar junto a la orquesta titular del teatro.
Vengerov, definitivamente, es una leyenda viviente… , máxime al conservar su gran nivel técnico y ante todo su plena vigencia artística…
En su recital junto a la pianista israelí Shira Shaked, contempló un programa de fuertes exigencias musicales por sobre artificiales exhibiciones virtuosísticas… , con la Sonata F.A.E. de Brahms junto a su Sonata N° 3, luego con un monumento del repertorio romántico como la Sonata de C. Franck, para terminar con el virtuoso Tzigane de Ravel más una generosa cantidad de bises. En cada pieza Vengerov demostró dominio cabal en idiomáticas y profundas versiones.
Y a los tres días siguientes pudo vérsele como director junto a la Filarmónica de Santiago, impactando nuevamente su completo dominio de las obras más un deslumbrante resultado de la orquesta local.
Si bien su versión de la Sinfónía N° 41 “Júpiter” de Mozart tuvo un enfoque anodino a los ojos de hoy -más bien romántico-, lo concreto que tuvo plena coherencia conceptual y una ejemplar respuesta de los filarmónicos en todo orden.
Sin embargo, plasmó completa cátedra en la Sinfonía N° 10 de Schostakovitch, obra de bestiales exigencias musicales y técnicas. Su profundidad de entendimiento de la obra es incuestionable, transmitiendo con autoridad la compleja trama interna de la misma (impresionante lo obtenido en el frenético segundo movimiento y en general su admirable visión del todo, con empáticas exposiciones temáticas, magníficas transiciones y progresiones expresivas).
Sin lugar a dudas, un nombre que necesariamente debe volver en ambos roles, demostrando ser un genuino “artista todo terreno”…
FILARMÓNICA DE VIENA: LA EXPERIENCIA DE LA TRADICIÓN
El esperado debut en Chile de una de las orquestas de mayor tradición de sonido del mundo como la Filarmónica de Viena, sin duda no defraudó… Esto, en el entendido que fue posible presenciarla y compararla con su última visita a Sud América en 1999 junto a un inspirado Lorin Maazel (Teatro Colón de Buenos Aires), referente no menor…
Esta vez vino con el mediático Gustavo Dudamel, director venezolano símbolo del Sistema de Orquestas Juveniles de dicho país, y hoy en día uno de los directores más cotizados internacionalmente.
La experiencia de la presentación en Santiago no dejó de ser extraña… : Por un lado, constatar el peso de una tradición sonora como la custodiada por la orquesta vienesa -plasmada en plenitud en las obras del programa, con un monográfico Brahms-, y por otro, cierta aprensión hacia la figura de Dudamel conduciendo a esta orquesta… , a la postre el prejuicio quedó del todo ahocicado, conforme los resultados globales…
Así, con un Dudamel en extremo cuidadoso en la primera parte, quedó la sensación de haber presenciado versiones de la Obertura Festival Académico y de las Variaciones sobre un tema de Haydn en su más escrupulosa tradición, al umbral de percibir una suerte de “piloto automático” por parte de los vieneses… , donde la claridad armónica, voces, texturas, colores y acentos estaban en propiedad debida y tradicionalmente asentados. Consecuentemente, no se percibió a un Dudamel con el vuelo que se le conoce, sino asumido (o arredrado…) al peso de una tradición casi imposible de quebrar…
Empero, en la Sinfónia N° 1 pudo calibrarse una interpretación con un sello más personal, y de completo encomio… De una irreprochable visión del todo, Dudamel logra develar con soberana autoridad la trama interna de la obra, con desarrollos coherentes y administrando inteligentemente las libertades propias de lo que se espera de una “verdadera interpretación”… Impactó un sereno discurso ante una composición susceptible de abordarse con irrefrenable desgarro, aunque jamás perdiendo el carácter inmanente de cada sección. Sin duda, una experiencia única e irrepetible…
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