miércoles, 5 de julio de 2017

“VIRTUOSISMO Y CONSISTENCIA ARTÍSTICA”

El segundo programa de abono de la temporada de Corpartes, en el magnífico CA660, contempló un esperado debut en Chile del legendario director Trevor Pinnock y el notable flautista Emmanuel Pahud, junto a la Orquesta de Cámara de Postdam (Kammerakademie Potsdam). Después de una débil inauguración con la Orquesta Filarmónica Checa del Norte, Téplice, sólo ver anunciado a Pinnock y Pahud era una suerte de “pre-eclipse” de lo antes presenciado, recuperando con creces el nivel promedio de esta temporada musical, y constatado ante un deslumbrante resultado… La figura de Trevor Pinnock es relevante en la corriente historicista de la interpretación del Barroco y Clasicismo. De culto son sus grabaciones junto a The English Concert, conjunto que fundara en 1972 y permaneciera durante 30 años. En esta oportunidad Pinnock vino junto a una joven y excelente agrupación como la de Potsdam (fundada en 2001), de la que es un habitual colaborador. Con magnífico sentido de ensemble y una sonoridad de amplio rango dinámico, el conjunto exhibió pleno correlato a las propuestas interpretativas del director. Con un programa ciento por ciento del siglo XVIII, abrió con una notable versión de la Sinfonía N° 47 “El Palíndromo”, de F.J. Haydn. Esta obra, de por sí original (de allí su nombre, en cuanto la segunda parte del minueto es igual a la primera, pero traspuesta), requiere acabado oficio para abordarla ante su riqueza de contrastes. La libertad de lectura de Pinnock es abismante, haciéndose eco ahora a un enfoque más asociado a lo “históricamente no informado”, percibiéndose mejor aproximación al espíritu inserto. Grandes logros en el continuum expositivo, con certeras líneas en estilo y carácter. Como rutilante figura, el destacado flautista Emmanuele Pahud (solista de la Filarmónica de Berlín) fungió de solista en el Concierto N° 2 para Flauta de W.A.Mozart y el N° 7 de François Devienne. De gran desempeño, Pahud demostró el sitial alcanzado desde temprana edad en la famosa orquesta berlinesa, más su importante carrera como solista. En el concierto mozartiano -de intimista carácter como de fuertes exigencias técnicas- Pahud tuvo la virtud de brindar pleno idiomatismo al mismo. Grandes logros en claridad de discurso, homogeneidad sonora, diáfanos fraseos y calidez de texturas. Y para mayor lucimiento virtuosístico, en el Concierto de Devienne dio rienda suelta a la endiablada pirotecnia técnica exigida por la obra, y sin jamás perder musicalidad. Notable la complicidad artística de Pinnock en la batuta, en plena consubstanciación con el virtuoso solista. Y como encore, una profunda entrega de la “Danza de los Santos Espíritus” de la ópera “Orfeo y Eurídice” de Gluck. Como broche de oro, la magnífica Sinfonía N° 29 de Mozart, en una versión de completa referencia y pletórica de logros en empáticos tempi, acrisolada transparencia, certeros contrastes e inteligentes matices, plasmando notable organicidad discursiva. La respuesta de los músicos dio cuenta de incuestionable adhesión a la autoridad de la batuta. En suma, una presentación de gran recuerdo, conviviendo innegable virtuosismo y consistencia artística.

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