domingo, 2 de septiembre de 2007

GRAN INAUGURACIÓN DE TEMPORADA CON RETTIG


Por Jaime Torres Gómez

Es costumbre que los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Chile en el Aula Magna de la Universidad Santa María congreguen a una gran cantidad de público.

La tradicional inauguración -con la Sinfónica- de la temporada artística de dicha casa de estudios, el sábado 13 de abril, no fue la excepción, congregando aun más personas y estando la sala ciento por ciento colmada.

La razón se debió a lo interesante del programa, la envergadura de la orquesta –la decana sinfónica del país y prácticamente la única gran sinfónica que sobrevive con músicos mayoritariamente nacionales (a dramática diferencia de su colega filarmónica santiaguina, que ha sido irresponsablemente aniquilada en su esencia, siendo hoy una orquesta falsamente internacional y de “dudosa formación”), con tradición de sonido y con una planta estable que logra satisfacer todos los requerimientos de repertorio- y la presencia de uno de los directores más importantes que ha producido Chile: Francisco Rettig.

La temporada de la USM es una de las más relevantes del país, albergando, a lo largo de sus 66 años de permanente actividad, a artistas legendarios como Claudio Arrau, Pierre Fournier, Narciso Yepes y agrupaciones internacionales como la famosa Filarmónica de Israel, la Sinfónica de Bamberg, la Orquesta de Cámara de Lituania, entre las que se tiene recuerdo. De las orquestas nacionales, la misma Sinfónica de Chile dirigida por excelentes directores como Georg Ludwig Jochum, Sergiu Celibidache, Igor Markevitch, Irwin Hoffman, Jacques Bodmer, Stefan Lano, Juan Pablo Izquierdo, David del Pino, Henrique Morenlenbaum, Agustín Cullell, entre los más relevantes.

Este concierto de apertura de temporada constituyó el retorno de Francisco Rettig después de muchos años de ausencia, dirigiendo a la misma orquesta de la cual fuera titular entre 1986 y 1990, y con la misma obra que exactamente había dirigido en esta misma sala hace 20 años: La Quinta Sinfonía de Gustav Mahler.

Cabe mencionar que Rettig ha desarrollado una interesante carrera internacional, constituyendo uno de los valores sudamericanos más relevantes del panorama directoril actual. Y su especial afinidad con el repertorio mahleriano, lo ha posicionado como uno de sus mejores especialistas mundiales.

La versión de Rettig conjugó una galería de diferencias de planos, admirable enjundia en la proyección sonora de las cuerdas (hay que destacar el hecho que la Sinfóncia de Chile cuenta con una cuerda plena liderada por dos excelentes concertinos, facilitando buenos resultados en obras de grandes proporciones, y que sólo una orquesta estable y con una cantidad “normal” de integrantes puede lograr…), una transparencia de colores que permitieron apreciar las voces de cada familia instrumental y un excelente resultado en matizaciones e inflexiones, especialmente en los punzantes pasajes de abruptos giros de tonalidad en las cuerdas (Marcha Fúnebre y Adagietto).

La arquitectura global delineada por Rettig es irreprochable, llamando mucho la atención su escrupuloso análisis del Scherzo, imprimiéndole una cautivante rítmica, notables matizaciones, una producción sonora bien esmaltada y envolvente, y un coherente enfoque de tempi y de las transiciones temáticas.

En suma, una inauguración de la Temporada Artística de la USM con un incuestionable triunfo de los “sinfónicos chilenos” al mando de un maestro nacional como Francisco Rettig que es sinónimo de autoridad y quien todavía tiene mucho que aportar en su país natal.

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