domingo, 2 de septiembre de 2007

TRES FILARMONICAS SUDAMERICANAS

Por Jaime Torres Gómez

EL PANORAMA ORQUESTAL SUDAMERICANO no deja de tener interés respecto al desarrollo artístico en instituciones estables y de tradición.

En tal contexto, es pertinente tener en cuenta el devenir de algunas orquestas sudamericanas de mayor relevancia, conforme a distintas presentaciones que el suscrito ha podido estar presente entre los meses de marzo y mayo.

Así, se ha podido estar en los primeros conciertos del año de tres orquestas filarmónicas continentales, como las de Buenos Aires, Montevideo y Santiago.

FILARMÓNICA DE BUENOS AIRES

La Filarmónica de Buenos Aires, orquesta que ya cumplió 60 años de historia, es una agrupación modelada sobre la base de una continuidad de altos estándares artísticos, debido fundamentalmente a la permanente llegada de importantes figuras internacionales y a una conformación de músicos de sólida formación artística.

La realidad de la orquesta bonaerense -en parte- es reflejo de la cultura del país trasandino, haciendo gala de una fuerte vocación por mantener agrupaciones estables, y a una reserva artística que está por sobre todos los avatares políticos que constantemente amenazan su permanencia.

Por muchos años dicha orquesta no ha tenido la continuidad de un director titular, al menos desde que Pedro Ignacio Calderón dejara el titularato después de casi 20 años en tal posición. Han habido diversos directores que han colaborado por largos espacios de tiempo, pero no exactamente en calidad de titulares, salvo el caso del mexicano Enrique Diemecke, siendo titular por poco más de un año.

A pesar de todo, de acuerdo a lo presenciado recientemente en dos programas dirigidos por Stefan Lano (Director Musical del Teatro Colón y Titular de su Orquesta Estable) y el chileno Francisco Rettig, la orquesta demostró una solvencia artística irrefutable, sobretodo por su respuesta a obras de inmensas exigencias interpretativas como el Concierto para Violín de Alban Berg (con Fernando Hasaj como notable solista y una espectacular dirección de Lano), la Novena Sinfonía de Bruckner (bien armada por Lano) y una impactante versión de la Sinfonía Lírica de Zemlinsky, dirigida por Rettig.

FILARMÓNICA DE MONTEVIDEO

En cuanto a la Filarmónica de Montevideo, actualmente está en un proceso de transición entre la salida del actual titular, el uruguayo Federico García Vigil –músico de amplia versatilidad e importante carisma-, y la búsqueda de un nuevo director a partir, en principio, de 2008.

La orquesta charrúa es una agrupación de un nivel no del todo homogéneo, teniendo sus mayores fortalezas en la sección bronces y maderas, aunque en general tienen un contingente de músicos de sólida formación artística, valor que compensa cualquier debilidad técnica.

El concierto visto correspondió a una presentación en el Parque Rodó de Montevideo, recinto de gran belleza y estratégicamente emplazado para presentaciones al aire. Dicho concierto, principalmente con obras de la dinastía Strauss, contó con la dirección compartida entre García Vigil y el joven y talentoso uruguayo Martín García, quien demostró amplios progresos respecto a otra presentación vista hace tres años en el Teatro Solís de la capital uruguaya

FILARMÓNICA DE SANTIAGO

En cuanto a la Filarmónica de Santiago, su situación actual adquiere ribetes de dramatismo, siendo desmantelada su dotación histórica por las actuales autoridades de la Corporación Cultural de Santiago, teniendo hoy una conformación de casi un 50% de jóvenes músicos de Europa del Este, principalmente, y chilenos y otros extranjeros que años residen en el país.

Las causas de la actual conformación son ampliamente conocidas (y fuertemente cuestionadas por el suscrito). Pero, en lo concreto, dada la verticalidad organizativa de dicha Corporación Cultural, ha decidido nombrar (como siempre lo ha hecho) discrecionalmente a Jan Latham-Koenig como titular.

Es cierto que cada orquesta se inserta en contextos puntuales. Sin embargo, no es soslayable que las instituciones deban responder a los signos de los tiempos. En el caso de la designación de los directores titulares, hoy en día se tiende a fórmulas mas colegiadas y en donde la voz de los músicos es muy relevante para decidir quién ha de dirigirlos.

La Filarmónica Santiaguina fue una de las mejores orquestas latinoamericanas y con una tradición de importantes titulares e invitados, llegando a tener una homogeneidad muy característica, signada por una plasticidad y calidez sonora raras veces vista en otras orquestas.

Los tres primeros conciertos de abono fueron dirigidos por Latham-Koenig, director de innegable solvencia y con una estrecha relación con el Teatro Municipal de Santiago.

RESULTADOS POCO SATISFACTORIOS

El resultado de dichos programas fue variable, con momentos desastrosos (Cuadros de una Exposición), otros mediocres (Sinfonía de C. Franck, Obertura Cazador Furtivo, Conciertos para pianos Nº 2 de Rachmaninoff y de Poulanc) y algunos aciertos (4 Últimas Canciones, de Strauss, Réquiem de Fauré y Oberturas El Corsario y Príncipe Igor).

El punto es que la tradición sonora mencionada ha sido brutalmente erradicada, pasando ahora a ser prácticamente una orquesta juvenil y completamente inmadura en lo artístico, a pesar de contar todavía con varios músicos sólidos como el concertino Sergio Prieto. Sin duda, el proceso de maduración artística jamás se dará en el corto plazo. Pero, de acuerdo a la fuerza de los resultados y a la completa ausencia en la exposición de un proyecto artístico concreto por parte del actual titular del conjunto, permiten colegir una total inviabilidad de la actual conformación, vislumbrándose indicios de no permanencia de los extranjeros por largo tiempo en Chile, puesto que los contratos son de muy corto plazo, y por lo tanto, puntuales para la presente temporada...

Por eso, si se compara lo que había con lo que innecesariamente hay ahora, no resiste mayores análisis.

EN SUMA, los disímiles procesos en tres de las filarmónicas sudamericanas de mayor tradición, responden a realidades muy particulares y a proyectos que incentivan ser monitoreados, en especial el caso de Chile, donde se aprecia una carencia de un proyecto artístico, como sí lo tienen las otras orquestas colegas.

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