martes, 13 de mayo de 2014
UNA “APASIONADA” PASIÓN DE BACH
Con un acertado criterio, las últimas temporadas oficiales de la Orquesta Sinfónica de Chile han contemplado conciertos especiales para Semana Santa, ayudando en buena forma al sentir más caro de la cristiandad para la fecha más significativa de los creyentes, cual es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo -sustento fundamental de la fe-, asimismo, hito catalizador respetable para muchos no creyentes respecto al Jesús histórico, y su consecuente discurso universal.
Para esta ocasión se programó La Pasión según San Juan de Johann Sebastian Bach (1685-1750), sin duda una de las obras cumbres no solamente del compositor, sino de la historia de la música occidental. Las funciones se dieron en el Aula Magna de la Universidad Santa María de Valparaíso (la sala de mejor acústica del país, y en este caso, inaugurando la temporada artística de dicha universidad) y luego en el Teatro de la Universidad de Chile en Santiago. La función presenciada correspondió a la última, del 17 de abril, día de Jueves Santo.
Cabe señalar que Bach habría compuesto cinco Pasiones, dos de ellas perdidas, como a la vez no existiría consenso sobre la autenticidad de la Pasión según San Lucas, y tampoco no se sabe en qué momento preciso habría compuesto su Pasión según San Juan. Estéticamente, podría decirse que esta última reviste de un carácter más teatral respecto a la otra cumbre músico-teológica como es La Pasión según San Mateo, no obstante el mayor despliegue de medios que ésta dispone para realzarla en tal sentido (dos orquestas, varios coros más una especial conceptualización espacial del emplazamiento de los intérpretes). Y la razón de esta mayor expresividad radica esencialmente en la potencia misma del texto, a diferencia del relato de Mateo, al considerar claves humanamente más dramáticas por sobre lo contemplativo y teológico de esta última.
Después de varios años, la Sinfónica de Chile vuelve a presentar esta obra fundamental (se recuerda solamente haber presenciado con esta orquesta la Pasión según San Mateo en inolvidables versiones de Volker Wangenheim en 1980, y David del Pino Klinge en 2003), y siendo ésta la primera vez que se ve con esta agrupación. En esta oportunidad se contó con la dirección de Juan Pablo Izquierdo, quien es una interesante autoridad bachiana. Además, un equipo de notables solistas de envergadura internacional como Rodrigo del Pozo (Evangelista, tenor), Evelyn Ramírez (contralto), Patricio Sabaté (Jesús, bajo-barítono), Claudia Pereira (soprano) y Ramiro Maturana (Pilatos), más la Camerata Vocal y Coro Sinfónico de la Universidad de Chile.
De sincera expresividad y calibrado idiomatismo, Izquierdo recrea una versión de punzante y arrebatador contenido, logrando plenamente coincidir con los elementos propios emanados del texto, cuyo resultado de concertación obtuvo lo mejor posible de la orquesta, solistas y coro. Buen trabajo en texturas, planos sonoros, colores (destacándose lo obtenido en las maderas, especialmente oboes), más una personal y coherente elección de tempi según el cuadro.
Impresionante su apasionado enfoque en momentos claves como el coro inicial Herr, unser Herr, con neurálgicas exposiciones de las rudas y obsesionantes semicorcheas que jalonan un discurso de evidente inquietud frente al dolor del relato, asimismo la forma cómo “dibuja” escenas tan estratégicas, como la secuencia del recitativo y coro Die Kriegsknechte aber, da sie Jesum gekreuziget hatten, demostrando cabal compresión del desgarrado carácter requerido (increíble, al umbral de lo peligroso, las “arrebatadoras” velocidades adoptadas…). A la vez, notable su empática visión de los corales (de diversos textos poéticos), optando por realzar más el genuino sentimiento colectivo por sobre lo solemnemente ritual (muy usado en los servicios religiosos luteranos).
La respuesta del ensemble de casi 20 músicos de la Sinfónica tuvo un resultado de total compromiso a los requerimientos de la batuta, destacándose especialmente los solos de Héctor Viveros y Lorena González (violines), Jeremy Kesselman (oboe), Celso López (cello), Guillermo Lavado y Carmen Almarza (flautas), Nelson Vinot (fagot), Camilo Brandi (órgano continuo) y el resto de los atriles. Por su parte, descollante la labor de Rodrigo del Pozo como el Evangelista, sin duda de lo mejor en dicho rol en Sud América, a la vez Patricio Sabaté totalmente consubstanciado en el rol de Jesús, como una notable Evelyn Ramírez (especialmente en la segunda aria, Es ist vollbracht), Claudia Pereira (básicamente en su última aria) y un excelente Ramiro Maturana como Pilatos. Y el trabajo de los coros (Camerata Vocal y Coro Sinfónico), de total homogeneidad en proyección sonora, transparencias y ensamble.
En suma, una cautivante y apasionada versión de la Pasión según San Juan de Bach, que hizo eco del dramatismo de sus raíces, con un texto de soberana humanidad y en perfecta simbiosis musical.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario