jueves, 30 de junio de 2016

EXCELENTE ORQUESTA Y VIBRANTE DIRECTOR

Con la presentación de la Orquesta della Toscana, continúa la actual “Temporada Fernando Rosas” de la Fundación Beethoven. Sobre su desarrollo, este año mantiene el sólido nivel histórico de 40 años desde la época de la Agrupación Beethoven -antecesora directa de la actual Fundación-, entidad que organizó por más de 10 años relevantes temporadas musicales lideradaspor el recordado maestro Fernando Rosas. Siendo una temporada principalmente de música de cámara, ha contemplado agrupaciones orquestales, aunque de tamaños pequeños (orquestas de cámara o sinfónicas medianas).Y en tal perfil, desde Italia, llega esta agrupación de 45 músicos, dirigida por el joven y talentoso maestro italiano Daniele Rustioni, en su calidad de Principal Director Invitado. De la presentación en el Teatro Municipal de Las Condes, es menester advertir la ausencia en el programa de mano de las biografías del director y solista, asimismo una desapercibida consignación de sus nombres en el mismo, constituyendo una falta inexcusable para una institución del prestigio de la Fundación Beethoven…, debiendo imponerse de sus trayectorias por otras vías… Con un programa tradicional, de innegable virtuosismo, fue en extremo interesante ofrecerse obras que normalmente se presentan con orgánicos mayores, y que en una agrupación más reducida permiten apreciar con mayor nitidez elementos armónicos a veces no destacables, al exponerse más las familias instrumentales. Comenzando con una vibrante versión de la Obertura de “La Italiana en Argel” de G. Rossini, pudo apreciarse desde los primeros compases el excelente nivel de la agrupación visitante, y ante todo el desbordante talento de Daniele Rustioni en lo musical y técnico. De asimilado idiomatismo, Rustioni discurre en una burbujeante versión, pletórica de logros en dinámicas, tempi y carácter. Notable respuesta de los músicos, de completa concentración y entrega. De N. Paganini se incluyó su Concierto N°1 para Violín. Sin bien es una obra de gran virtuosismo para el instrumento solista, también lo es para la orquesta y el director, por cuanto exige fuerte precisión ante muchos juegos de dinámica y rítmica. La joven italiana Francesca Dego, de ascendente carrera, fungió de solista. Con asombrosa técnica y gran sonido, empero no tuvo plena correspondencia al carácter de la obra, de por sí chispeante y colorida, ofreciendo una versión opaca y a ratos verdaderamente soporífera… . Sin embargo, esto no fue obstáculo para que existiera un acompañamiento de alto vuelo liderado por Rustioni, llamando la atención una introducción de celebrado nervio más desarrollos de increíbles detalles, traducidos en una cautivante morbideza de las cuerdas y transparencias en todas las familias instrumentales. Y en el encore se percibió más idiomáticaa la solista, con un muy bien enfocado extracto de una de las sonatas para violín solo de E. Ysaÿe. Como última obra, la siempre sorprendente Quinta Sinfonía de Beethoven, en una vitalísima versión. Curiosamente, siendo tan popular esta obra, no suele presentársela con frecuencia, razón por la cual es de completo beneplácito se hubiere incluido, y con el aditivo de apreciarla a la usanza del orgánico de la época del compositor. De inteligente criterio, Rustioni enfoca su interpretación con una sonoridad actual y no historicista, la que adquiere mayor interés al plasmarla en una agrupación más reducida a lo normal. Logros inequívocos en fraseos, balances, claridad expositiva de las líneas melódicas y delineación de voces (excelente el pasaje fugado del tercer movimiento), constituyendo un triunfo cabal. Y ante las justas aclamaciones del “respetable…”, se ofreció una impactante versión de la Obertura de “El Barbero de Sevilla” de Rossini, con los mismos atributos interpretativos de la primera obra del programa, coronando una jornada difícilmente de olvidar, y esperando tener en lo más inmediato al maestro Rustioni por estas latitudes, al ser una de las batutas de mayor proyección internacional…

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