jueves, 30 de junio de 2016
“ROMANTICISMO EN PLENITUD”
El más reciente concierto de la Orquesta Filarmónica de Santiago, bajo la dirección de su titular, el ruso Konstantin Chudovski, contempló obras de romántica raigambre, teniendo como solista a la excelente pianista nacional de origen pascuense MahaneTeave, en su debut en la temporada oficial del Teatro Municipal capitalino.
Programado en medio de las funciones de la ópera “La Gioconda”, y teniendo presente malas experiencias en conciertos de la Filarmónica mientras está ocupada con algún título lírico, las expectativas de ver este programa eran definitivamente bajas, máxime al ofrecerse una obra de fuertes exigencias como “Una Vida de Héroe” de Richard Strauss, con los riesgos inherentes de no esperar buenos resultados frente a una inorgánica carga de trabajo de los músicos durante lapsos de tiempo restringidos.
Empero, sorprendente y felizmente, tal expectativa no se dio, obteniéndose un buen resultado global, aunque se insiste en la no pertinencia de someter a los músicos a una desproporcionada exigencia, frente al riesgo de resultados cualitativamente variables…
Del célebre compositor nacional Alfonso Leng, se incluyó “Canto de Invierno”, obra de estética post romántica y parte de sus Doloras -secuencia de piezas para piano-, correspondiendo ésta a una fina orquestación hecha por el compositor. Cabe señalar que raras veces se programan estas piezas lengerianas orquestadas, sugiriéndose programar a futuro las demás Doloras con este formato, por sus innegables riquezas compositivas. El trabajo de Chudovski -más asociado a una lectura de distante objetividad por sobre un mayor involucramiento de la nostálgica trama- obtuvo ajuste de ensamble y claridad expositiva en todas las secciones de la orquesta.
Continuando en clave romántica, y con una de las obras más emblemáticas del romanticismo musical, se ofreció el Concierto para Piano de Robert Schumann. De original factura, representa un punto de inflexión en la misma corriente romántica (de por sí, rupturista y personalista) por cuanto su vuelo expresivo llega a cumbres de irrefrenable (y quizás desvariado…) vuelo poético. Ya su introducción -entrada inmediata del piano tras el primer acorde orquestal- plantea una afirmación de personalísima narrativa, y de comprometedora expresividad para el solista.
Así, una inspiradísima Mahane Teave -inexplicablemente, de tardío debut en la Filarmónica- dio cuenta de una cabal comprensión del espíritu descrito, servido de una fina y empática sensibilidad. Con un enfoque de cautivante remanso, en base a tempi reposados y de profunda asimilación, Mahane develó prístinamente la vena poética inserta, hilvanando coherentemente las múltiples (y a veces dispersas) ideas del compositor, y con verdadero sentido del todo (notable enfoque de las transiciones temáticas y certera linealidad de los trazos conductores en toda la obra). Logros irrefutables en digitación (cristalino toucher) y calibrado uso del pedal, traducidos en certeros acentos y transparentes gradaciones en planos sonoros. El comprometido acompañamiento de Konstantin Chudovski tuvo pleno correlato a la magnífica visión de Mahane, obteniendo de la Filarmónica debido ensamble, buenos balances y calidez de texturas. Sin duda, un inapelable triunfo artístico.
Y profundizando con este “romanticismo orquestado”, se culminó con el Poema Sinfónico “Una Vida de Héroe” (Ein Heldenleben) de R. Strauss, sin duda una de las obras cumbres del post romanticismo musical. De elocuente carácter autobiográfico, su libertad discursiva es plena y de escaso parangón con otras obras románticas, dado que hay una explicitud de una vívida historia con umbrales de una arrogante autorreferencia…, no sirviéndose de mayores metáforas y códigos ocultos en su narrativa. Y como buena obra straussiana, posee cautivantes bondades armónicas, extraordinario colorido y virtuosismo de orquestación.
Sin duda es un importante desafío para toda orquesta, y de ahí que no se la programe con frecuencia. Afortunadamente, desde 1979, se ha presenciado todas las ocasiones realizadas en Chile, de las que felizmente se tiene entrañables recuerdos, especialmente las dirigidas por Víctor Tevah, Moshe Atzmon, Luis Herrera de la Fuente (¡¡de antología!!) y Gabor Ötvös.
En esta oportunidad hubo una respetuosa lectura de Konstantin Chudovski, más una excelente respuesta de la orquesta, denotando buena preparación. Destacable su completa coherencia global, dibujando cada sección con natural fluidez y carácter. Empero, quizás faltó obtener mayor idiomatismo de colores y timbres en ciertos pasajes, conforme las particulares texturas instrumentales straussianas, optando a ratos por una sonoridad ampulosa y deslavada en detrimento de una mayor nitidez armónica del tejido instrumental. Logros interesantes en el Campo de Batalla, de inteligentes matices (buen tratamiento del efecto de los violines) y en La Retirada del Héroe, de completa sumisión ante cualquiera tentación de errónea marcialidad… Y de gran heroísmo fue el desempeño del debutante concertino Richard Biaggini, en el virtuoso y largo pasaje confiado al violín solista, demostrando consumada musicalidad y solvencia técnica, coadyuvando a liderar un eficaz resultado interpretativo.
En suma, un concierto de importantes logros artísticos, con una Filarmónica muy bien entrenada, a pesar del innecesario riesgo de someterla a una fuerte carga de trabajo paralelamente a un período de máxima ocupación, instándose programar a futuro con mayor responsabilidad coyuntural.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario