jueves, 30 de junio de 2016

“JUAN PABLO IZQUIERDO EN ANTOLÓGICO MAHLER”

Referirse a Juan Pablo Izquierdo, Premio Nacional de Música 2012, conlleva aludir a una figura indispensable en la vida musical de Chile, por su indiscutida solvencia artística y generador de relevantes hitos en el desarrollo de la misma. Con una importante trayectoria internacional, es menester destacar el aporte de Izquierdo a Chile, principalmente como responsable de la reforma a la Orquesta Filarmónica de Santiago, su comprometido apoyo al perfeccionamiento de talentosos músicos nacionales en Estados Unidos, entusiasta promotor de la música docta nacional y, en los últimos años, con un brillante titularato de la Orquesta de Cámara de Chile. Sin embargo, los emprendimientos de Izquierdo en su propio país no han estado exentos de adversidades e incomprensiones por parte de autoridades de diversa índole… . De hecho, sus renuncias a la Filarmónica a fines de 1986 y a la Orquesta de Cámara hace un año, fueron consecuencias éticas de no ceder a presiones que desdibujaban proyectos artísticos de innegable excelencia… Su larga ausencia en la Filarmónica hay que contextualizarla dentro de lo ocurrido con la misma orquesta en el año 2006, a raíz del conflicto con la Corporación Cultural de Santiago, que derivó en un desmantelamiento (irresponsable) en casi dos tercios por parte de las autoridades corporativas, debiéndose, en la práctica, rehacerla, y a costos muy duros para los músicos nacionales… , tanto para aquellos desvinculados como para otros (incluidos algunos directores) que no comulgaron con lo allí ocurrido, entre ellos, el maestro Izquierdo. Así, transcurridos 10 años de aquella traumática desmantelación, y en el entendido que la Filarmónica ha normalizado su funcionamiento (aunque no alcanzando la calidad lograda hasta el año 2006), llega Izquierdo como invitado, en señal de un reencuentro natural con la agrupación que en su momento la moldeó de excelencia. Por otro lado, esta invitación se inscribe dentro del Ciclo Mahler que la Filarmónica desarrolla desde la titularidad de Rani Calderon, de desparejos resultados, discontinuando su dirección. Así, desde el año pasado, este ciclo se desarrolla con otros directores, recordándose una excelente lectura de Maximiano Valdés de la Quinta Sinfonía, y en la presente temporada, la Sexta encomendada al maestro Izquierdo. Felizmente este reencuentro con la Filarmónica coincidió con una obra de la cual Izquierdo domina con soberana autoridad, como todo el repertorio mahleriano. De hecho, este maestro fue el primero en dirigir, como orgánico, el ciclo de todas las sinfonías de este compositor, proyecto truncado tras su renuncia a la titularidad de la Filarmónica, aunque continuado con otros directores. Particularmente, se tiene gran recuerdo de la versión de la Sexta que Izquierdo dirigiera en 1985, con una lectura de impresionante robustez y acabado sentido analítico, amén de contar con una Filarmónica a un nivel estelar. Indudablemente, después de 31 años, la actual Orquesta Filarmónica es otra y difícilmente igualable a la de entonces, básicamente producto del rearme de la misma en el año 2006, y del cual aún hay atisbos en carencias de identidad sonora y ajuste de ensamble, como el logrado hasta su quasi desmantelamiento. Esto, debido a permanentes rotaciones de músicos y a una mala política de las autoridades responsables en relegar las últimas diez temporadas de conciertos a un segundo plano, al no contemplar directores de jerarquía (salvo excepciones) para un enriquecimiento global de la misma. El presente trabajo de Juan Pablo Izquierdo con esta orquesta ha sido el de mejor resultado en los últimos diez años, ofreciéndose una versión antológica de la Sexta Sinfonía de Mahler, y de completa referencia. Impresionó la asombrosa ductilidad de respuesta de los músicos, máxime al estar frente a una obra de bestiales (y complejas) exigencias artísticas y técnicas. Esta sinfonía, la más visceral compuesta por Mahler, responde a una dialéctica de fuerzas interiores en pugna, traduciéndose en un torbellino de ideas inspiradoras en la renovación de la estética musical de la época, y clave para el expresionismo musical posterior. La presente versión de Izquierdo traspasa todo umbral de lo imaginable, ante todo por su pasmosa libertad discursiva, corriendo a veces riesgos expresivos que rompen todo paradigma, aunque de completa congruencia. Grandes logros en los recurrentes obstinatos marcados por los cellos en el primer movimiento, transparentes texturas, celebrado sentido del contraste, hondas respiraciones en los pasajes de mayor lirismo (tema de Alma), punzantes (y empáticas) inflexiones según el requerimiento, magníficas transiciones, generosa amplitud de arcos en el tercer movimiento (andante moderato) y una irrefrenable (y visceral) lectura del último movimiento, con holgadas extensiones de tempi en los temas de la fatalidad y su contrapartida jubilosa, todo con plena unidad interna. Después de esta triunfal Sexta Mahleriana, no cabe duda que la figura de Juan Pablo izquierdo se hace cada vez más indispensable de tenerlo como huésped habitual en la Filarmónica de Santiago, y clave para completar el actual Ciclo Mahler.

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