jueves, 30 de junio de 2016

LA PARTIDA DE UN GRANDE

A los 56 años recién cumplidos, producto de un paro cardiorespiratorio, falleció hace pocos días el notable arpista nacional Manuel Jiménez, solista de la Orquesta Sinfónica de Chile por varias décadas. Manuel Jiménez sin lugar a dudas fue una referencia en su instrumento a nivel internacional, especialmente en el ámbito latinoamericano, asimismo un ser humano transversalmente apreciado por sus extraordinarias cualidades humanas. Luego de su formación en el Conservatorio Nacional de la Universidad de Chile, continuó sus estudios en el extranjero, graduándose con honores en el Conservatorio Superior de París, uno de los más importantes del mundo. Destacable fue su labor –de genuino apostolado- en difundir exitosamente casi toda la literatura arpística, recorriendo casi la totalidad del territorio nacional, inédito en este tipo de repertorio. Asimismo, fue un permanente invitado de orquestas latinoamericanas como solista. Siendo un aventajado estudiante, se tiene gran recuerdo de su participación en el Concierto para Arpa y Flauta de Mozart con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de la Universidad de Chile, en 1978, que dirigiera el recordado maestro austríaco Peter Richter de Randenier, apreciando desde entonces su innegable talento, que luego perfeccionaría en el extranjero. Oportunidades de haberse desarrollado como solista con orquestas del primer mundo no le faltaron, optando retornar a su país de origen para desarrollarse profesionalmente y proyectar desde Chile su carrera internacional, tanto como eximio recitalista y solista con distintas agrupaciones. Reconocido por muchísimos maestros, Manuel Jiménez fue indispensable para la Sinfónica de Chile, la decana orquestal del país, al apoyar con excelencia todas las obras que requirieran arpa obligada, asimismo frecuentemente fungiendo de solista en buena parte del repertorio para arpa y orquesta, y siempre con atronadores éxitos de público y crítica especializada. De hecho, en sus treinta años como integrante de la decana, casi nunca se invitó a otro solista. Momentos claves de su carrera fue haber tocado en España con el arpa del legendario Nicanor Zabaleta, y en una versión de culto del rey de los conciertos para arpa, el de Alberto Ginastera, en el marco de la gira a dicho país que realizara la decana bajo una recordada dirección del maestro Irwin Hoffman, a la sazón titular de la agrupación. De hecho, Jiménez fue el primer arpista latinoamericano que exitosamente abordara el concierto ginasteriano, habiéndolo tocado además con la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Ciudad de México, en una aclamada versión. Otro hito de su carrera fue su participación en el estreno sudamericano del Concierto "Máscaras" del mexicano Arturo Márquez, obra hoy en día indispensable de la literatura arpa-orquesta. Asimismo, de entrañable recuerdo fue su participación en el Concierto para Arpa y Flauta de Mozart, que hiciera en 1990 junto al destacado flautista chileno Alberto Almarza y la Filarmónica de Santiago dirigida magistralmente por el austríaco Dietfred Bernet, versión hasta el día de hoy no superada y calificable de “antológica”. La figura de Manuel Jiménez, simplemente es irreemplazable no solamente en Chile, sino en toda Latinoamérica, por su autoridad, vuelo y honestidad artística, amén de cualidades humanas raras veces encontradas, sólo patrimonio de los GRANDES...

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